Perdiendo

Destinado a perder comencé mi viaje, desalentado por la mala fortuna di cada paso, todos hacia el final, desesperado por no encontrar otra solución, ni siquiera una idea descabellada.

La esperanza me abrasaba como un látigo de fuego, me alentaba a seguir y me empujaba hacia mi refugio, hacia atrás. Cada paso más ligero que el anterior, abrasando más la idea de perder, sabiendo que el dolor va a llegar y que no se puede detener.

Caminando por un bosque negro de recuerdos, cada idea me resulta menos factible que la anterior, una luz fausta que se extingue solo para dejar la oscuridad cálida de una mente que mejora el pasado.

Un viento gélido me saca del bosque y me lleva volando hacia la realidad, me había detenido, solo para pensar, pero no puedo hacerlo. el camino del ser perdido me espera, me llama a que lo siga, mostrándome un destino frío y cruel pero que se necesita tanto como la musa inspiradora en un poema, es el fin y el principio de la espiral descendente.

Después de que el viento ya no quiso llevarme me encuentro en la meseta sin alma,
caminar y orientarse por ella es difícil, perderse es mortal para mi espíritu. Por suerte y en conflicto con si es lo mejor, mi espíritu sigue conmigo cuando dejo la meseta y no miro hacia atrás.
Señalando la cúspide de mi caída, veo la torre, camino bajo su sombra, el calor que me rodea se va y su portero, la sensación de miedo me guía hasta su entrada. El umbral esta marcado por rostros imprecisos de seres que hicieron este mismo viaje pero que el miedo con sus palabras vacías logro detenerlos y aliarlos en su lucha para hacer fracasar a los fracasados. En contra de la fuerza de esas voces y el portero de la torre, comienzo a subir cada escalón, uno más grande que el otro, uno más separado que otro, cada vez es mas difícil ir hacia adelante y cada vez el camino de regreso parece mas fácil, factible y lógico.

El ultimo y mas grande escalón me deposita en una sala de espejos, cada reflejo mió me devuelve preguntas ya antes hechas, cada uno deposita un poco mas de incertidumbre en mi ser, tengo el riego de perderme. Haciendo oídos sordos a mi propia incertidumbre termino este laberinto, termino este camino, termino de perder. Lo único que queda frente a mi es La Puerta, la puerta donde mi vida puede cambiar. Mi mano va muy lentamente hacia el pomo, con cada latido la adrenalina se hace cargo de mi cuerpo. No llego a tocarlo la primera vez, flaqueo en el último minuto. No puedo detenerme acá, tengo que arriesgarme a perder.

La segunda vez mi mano toma el pomo de la puerta, mi mano gira lentamente y tiro, pero la puerta no se abre. Me quedo un rato con la esperanza de que ceda en un momento, hasta que al final termino de asumir mi fracaso. Me voy caminando, lento, tranquilo, el sendero de vuelta es diferente y mas fácil que la ida, la frustración me acompaña en este momento, se ríe mientras susurra en mi oído: "la próxima vez será".


¿Diemov?

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Engendro de la Entropía, evolucionado de un Paramecio y desequilibrado sentimental. Que escribe este bolg, sin capacidad de definirse a sí mismo.


Hasta ahora van...